sábado, 23 de enero de 2010

Te amo, te odio.

Reparación profunda, reconstrucción total, baños de crema, tratamiento nocturno.
Todo, absolutamente todo he probado, y las puntas siguen florecidas cual yuyo de campo.

Pero yo sigo comprando. Y cada vez más productos... Entonces termino el kit de Pantene -que como buena mezquina, saco sólo cuando me voy a bañar y lo vuelvo a guardar cuando termino-.

Sin embargo de nada sirve, y la solución termina siendo gastar otra fortuna para que Celio me achure la cabeza y me deje con el pelo corto, divino, pero lejos de esa melena sexy que me llegaba hasta el escote.

Por todo eso... ¡me cago en la publicidad que los parió!
Y en no haberla hecho yo, obviamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario